¿Qué pasa si digo poema en un poema?
Sobre escribir, según Camila Sosa Villada, Flavia Calise, Cecilia Pavón, y esta simple mortal.
Una no piensa que va a hablar sobre escribir cuando se hace un newsletter donde ya está escribiendo. Pero acá estoy, sentada en la casa de mi abuela tomando un té y escribiendo sobre escribir.
Siempre tuve una afición por la palabra; encontrar la perfecta para mí era la única traba para limitarme a escribir. Puedo pasarme minutos pensando en alguna que describa exactamente lo que quiero decir, dando mil explicaciones alrededor de una misma idea - como estoy haciendo ahora - con tal de seguir escribiendo.
Esta semana tengo dos presentaciones que me emocionan mucho, donde no solo la palabra toma forma si no que adquiere voz, y me encuentra recitando versos que escribí en algún momento que no es hoy. Me gusta pensar la palabra como algo que no me define: un lugar donde puedo jugar y ser otra persona, con otras historias, otras formas de vida. Creo que en algún momento eso se empezó a hacer evidente, porque la gente me dejó de preguntar qué era lo que me había pasado para escribir tal poema. Sin dudas todos los textos tienen algo de sentimiento, de eso no hay dudas. Como dice mi amiga Flavia Calise, “para escribir un poema primero hay que habitarlo”. Pero se vuelve muy interesante cuando encontras ese escape, ese lugar donde ser otra por un rato, inventar historias que no tienen que limitar a tu propia persona.
A veces me río cuando leo a otres poetas en Instagram. No me los banco. A la vez de que no me banco a mí misma. Siempre que alguien me dice que le gustó algo que escribí y compartí, le agradezco genuinamente por el tiempo de su lectura, porque yo no los leería. Casi no tengo recuerdos de haber leído poemas por Instagram. Habrán sido muy pocos, de amigues, o alguno que me enviaron puntualmente. Fue hace poco cuando me di cuenta la fuerza que tiene el poema cuando se le pone cuerpo y voz. Tal vez por eso se me hace tan ajeno leer desde una pantalla.
Desde que recito, no leo igual. Ahora leo libros en voz alta, ahora les pongo sentimiento y es la única forma que puedo entender qué se quiere decir en el texto. Uno logra empatizar con quien escribe, lo sitúa en su propia fonética (tuve que googlear fonética a ver si estaba bien lo que quería decir) y le da una vida nueva. Leer poemas es crear algo nuevo. Algo distinto al poema escrito.
Por momentos no me entiendo a mí misma; estoy leyendo a Cecilia Pavón que habla mucho, un montón y en sus propios poemas, sobre qué es la poesía. Me pone un tanto incómoda, siento que si bien son definiciones hermosas, de alguna forma me limitan. Y sin embargo estoy hablando sobre lo mismo. Ayer me fui a dormir escribiendo un poema sobre lo mismo. ¿Qué cosa de la incomodidad nos inspira a crear? No lo sé pero me encanta.
Acá es cuando dejo de intentar decir cosas que al final no les encuentro sentido, bajo con la autoexigencia y lxs invito a escucharme leer, poner cuerpo y voz en estos dos eventos preciosos que mencioné anteriormente:
Aniversario 1 año Tkm - Sábado 9/9 en Qi Villa Crespo. Entradas por mensaje directo a este instagram o en puerta (mas caras)
El Mamut - Domingo 10/9 en Patio del Liceo. Entradas en este link (capacidad limitada, no duerman)
No sé si este newsletter tiene algún sentido, todavía no se lo encuentro. Les mando saludos desde el tren volviendo de trabajar; romantizando un poco mi vida, tal vez a dos doritos de escribir un poema sobre por qué falté a la facultad o sobre por qué voy a volver a salir a la calle con mi pañuelo verde.

Mucho amor,
Lo.